El nombre de San José será con frecuencia invocado en situaciones de conflicto armado como cuando en 1695 la población de Turín decide encomendarse al santo en medio del asedio francés o cuando en 1488 los habitantes de Novara consiguen la victoria sobre sus sitiadores savoyanos tras haberse puesto en manos de San José. Del mismo modo, la Biblioteca Nacional de Madrid conserva la traducción castellana de unos Honores tributados a San Joseph por la Iglesia Catedral y ciudad de Toul en cuyo original francés –fechado en 1650- se invoca a San José como “príncipe de la Paz” rogando por el fin de los conflictos que asolaban Francia por aquellos años. Ahora bien, si en algún momento se recurrió de manera especial al auxilio de San José, fue en aquellas circunstancias en las que el enemigo a batir supuso una amenaza para la fe católica. Por esta razón, San José adquiere un protagonismo destacado en el contexto de las llamadas “guerras de religión”. Es el caso de la “Guerra de los 30 años” tras cuyo final Fernando III de Habsburgo consagra el imperio austriaco a San José en agradecimiento por la victoria.
Fuente IX Congreso de Josefología , Polonia
Fuente IX Congreso de Josefología , Polonia