San José es modelo de pobreza. La pobreza material de S. José es condición para la riqueza sobrenatural de su alma. Jesucristo se hizo pobre por amor a nosotros, para enriquecernos con su pobreza ( Cf. 2ª Cor. 8, 9). San José realiza el sentido cristológico de la pobreza. Por eso, vive de la Providencia e, identificado con la pobreza de Cristo, nos transmite la riqueza del conocimiento y el amor del mismo Cristo.
La pobreza de San José es prototipo para los más comprometidos con el Evangelio. Se trataría de vivir abandonados en la Providencia, sin seguridades humanas, como Jesucristo, para ser cauce de la riqueza de la santificación para la Iglesia y para el mundo. La pobreza cristológica es clave para la libre entrega al Evangelio y poder proclamar la Verdad y el Bien sin ataduras.
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